Observamos la honestidad en un compañero o compañera cuando se muestra como una persona sincera en su comportamiento, en sus palabras y en sus sentimientos; cuando cumple con sus compromisos y obligaciones, sin trampas, engaños o retrasos voluntarios; evita la murmuración y la crítica que afectan negativamente a otras personas.

De manera especial podemos ser honestos en el colegio cuando nos encontramos en situaciones difíciles, como por ejemplo cuando podemos elegir entre defender o no  a un compañero, a pesar de lo que opinen los demás o tomamos la opción de actuar de acuerdo a la verdad, aunque nos parezca más atractivo tomar el camino más fácil.

Las personas sinceras siempre saben guardar discreción y tienen seriedad ante las confidencias personales y secretos.

Una persona honesta, en resumen, se reconoce por ser siempre transparente en su actuar, tanto en lo que dice, hace, o en la expresión de sus afectos, manteniéndose fiel a sus promesas y la verdad.

La falta de honestidad en el colegio, se ve reflejada en una persona cuando miente, roba, engaña o hace trampa. Su paz interior desaparece y esto es algo que los demás perciben porque no es fácil de ocultar. Las personas deshonestas se pueden reconocer fácilmente porque engañan a los otros para conseguir de manera abusiva un beneficio.

La idea que tienen nuestros estudiantes respecto de la honestidad se va formando a través de las distintas experiencias que viven a diario, tanto en el hogar como en el colegio, siendo fundamental el ejemplo otorgado por los adultos, ya que es a través de las distintas interacciones que ellos tienen con personas significativas, que van construyendo su manera de vivenciar valores tan importantes como éste.

 

 

Miss Pamela Campos

Coordinadora de Formación y Disciplina

Ciclo de Enseñanza Media